Educar es lo mismo
que poner motor a una
barca…
hay que medir, pesar,
equilibrar…
… y poner todo en
marcha.
Para eso,
uno tiene que llevar
en el alma
un poco de marino…
un poco de pirata…
un poco de poeta…
y un kilo y medio de
paciencia
concentrada.
Pero es consolador
soñar
mientras uno trabaja,
que ese barco, ese
niño
irá muy lejos por el
agua.
Soñar que ese navío
llevará nuestra carga
de palabras
hacia puertos
distantes,
hacia islas lejanas.
Soñar que cuando un
día
esté durmiendo nuestra
propia barca,
en barcos nuevos
seguirá
nuestra bandera
enarbolada.
(Gabriel Celaya)
No hay comentarios:
Publicar un comentario